Amor Fati

Ama tu destino.

Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia.” Plegaria de la Serenidad de Reinhold Niebuhr.

A menudo nos encontramos luchando contra las circunstancias de la vida, resistiéndonos a lo que no podemos cambiar y anhelando un futuro diferente. Pero, ¿y si hubiera una manera de encontrar paz y plenitud en medio de las adversidades?

«Amor Fati», que en latín significa «Amor al destino», es más que una simple frase; es una filosofía de vida que nos insta a abrazar todas las experiencias, tanto las positivas como las negativas, como parte integral de nuestro camino. Esta enseñanza, practicada por los estoicos, nos recuerda que no podemos controlar las circunstancias externas, pero podemos elegir cómo respondemos ante ellas.

Los estoicos no solo estaban concienciados para soportar todo aquello que les ocurriese, sino que lo abrazaban como parte de la vida y de aquello que no se puede controlar.

Marco Aurelio, el más famoso de los estoicos y un gran emperador romano, vio morir a 8 de sus 13 hijos. No creo que seamos capaces ni de imaginar lo que tuvo que sentir al tener que ver cómo enterraban a sus hijos… Y aún así, él resistió y siguió adelante.

Epicteto, otro de los más famosos estoicos, nació siendo esclavo. Ni si quiera le dieron un nombre (Epicteto significa algo así como “el comprado”).

Desde niño tuvo que aguantar los maltratos físicos y psicológicos de sus amos (de hecho, lo maltrataron tanto que lo dejaron cojo de por vida) y aún así jamás consiguieron quebrar su espíritu, y finalmente ganó su libertad. Su historia tuvo gran influencia en Marco Aurelio.

Epicteto, entre otras muchas, nos dejó esta maravillosa frase que representa todo lo que es el Amor Fati “No busques que las cosas sucedan como quieres que sucedan; más bien, desea que lo que sucede, suceda como sucede: entonces serás feliz.”

Aplicando las enseñanzas de Amor Fati, tu vida mejorará de la siguiente manera:

Aceptación: En lugar de resistirnos a lo que no podemos cambiar o lamentarnos por lo que podría haber sido, aprendemos a aceptar cada momento tal como es. Esta aceptación nos libera del sufrimiento innecesario y nos permite encontrar paz en medio de la adversidad.

Empoderamiento: Al abrazar nuestro destino con, nos convertimos en los arquitectos de nuestra propia felicidad. En lugar de ser víctimas de las circunstancias, nos convertimos en agentes de cambio, capaces de encontrar significado y propósito en cualquier situación. Tenemos el poder de transformar incluso los momentos más oscuros en oportunidades de crecimiento y superación.

Resiliencia: En lugar de derrumbarnos ante los reveses de la vida, nos levantamos con fuerza y determinación, listos para enfrentar cualquier desafío que se nos presente. Esta actitud de aceptación y amor hacia nuestro destino nos fortalece ante las pruebas y nos permite perseverar incluso en los momentos más difíciles.

En definitiva, no reniegues de aquello que no puedes cambiar y acéptalo. Ama tu destino y forja tu vida centrándote en aquello que sí puedes controlar.

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